Una de los proyectos más completos planteados en España en relación con la aplicación del programa de Filosofía para Niños lo constituye el proyecto que estamos llevando adelante en el Colegio Europeo de Madrid, ubicado en Las Rozas, un pequeño municipio en los alrededores de Madrid.
Ese Colegio tiene un ambicioso programa de enriquecimiento intelectual que se inicia en la escuela infantil, cuando los niños tienen 3 años. Como la dirección del Centro quería continuar en cursos superiores ese mismo programa, se puso en contacto con el Centro de Filosofía para Niños para valorar la posibilidad de aplicar Filosofía para Niños en la educación primaria y en la secundaria, dado que consideraba que planteaba objetivos similares a lo que el colegio hacía en educación infantil. Analizada la evidencia disponible sobre el impacto de la práctica de la filosofía en el desarrollo cognitivo de los estudiantes, aceptaron aplicar Filosofía para Niños en su centro.
La primera fase del proyecto consistió en un plan de formación que se desarrolló durante dos años. Empezamos con un curso de formación para un grupo numeroso de profesoras y profesores del centro, con una duración de trente horas. A continuación se mantuvo un grupo de trabajo con reuniones periódicas cada tres semanas, en las que se continuaba la formación en el programa, mostrando cómo podía aplicarse y profundizando en los fundamentos del mismo. Este trabajo incluía sesiones prácticas con los niños del colegio dirigidas por el experto que estaba en filosofía que estaba a cargo de su proceso de formación. A dichas sesiones asistían uno o dos profesores del centro. Más adelante eran algunos profesores del centro los que dirigían una sesión a la que también asistía el experto. Esa experiencia y esa observación de la aplicación práctica se completaban con una discusión de los aspectos más significativos del programa y las posibles dificultades que implicaba su aplicación.
El proceso se repitió al año siguiente, dando por terminado el periodo de formación después de dos cursos escolares de trabajo. Un año más tarde se amplió con otro nuevo curso al que fueron invitadas otras personas también expertas en la práctica de la filosofía con niños, pero procedentes de otros lugares, con lo que se logró tener una visión más rica del programa.
A partir de ese momento, la dirección del centro seleccionó el profesorado que se iba a hacer cargo de hacer filosofía con los niños. Nombró además una profesora del centro para que se hiciera cargo de la coordinación del proyecto. Desde el año 2000, en todos los cursos de educación primaria y secundaria obligatoria se está aplicando el programa, una sesión semanal. Se trata, por tanto, de uno de los pocos casos conocidos en los que todo un centro, durante todo el período de educación formal obligatoria, se implica en la práctica de la filosofía como elemento importante de su proyecto educativo. Es más, en estos momentos se mantiene también un grupo de trabajo con padres y madres de algunos alumnos, con los que también se está haciendo filosofía siguiendo el modelo de trabajo de Filosofía para Niños.
Reconocida la importancia de este proyecto, decidimos que ofrecía una ocasión única para evaluar cuál era el impacto de la aplicación del programa a largo plazo. Es decir, casi toda la bibliografía existente sobre evaluación del programa se centraba en evaluaciones de períodos breves: unos meses, un curso académico y en unos pocos casos dos cursos académicos. Faltaba, por tanto, saber qué ocurre cuando se aplica el programa durante un largo período y hasta qué punto se mantienen los logros con el paso de los años.
Para averiguarlo hemos diseñado un proyecto de evaluación en el que participa el Colegio Europeo de Madrid, como grupo experimental, y otro colegio de similares características como grupo control, el Colegio Parque de Torrelodones. En cada uno de esos dos colegios se ha seleccionado un grupo de 250 alumnos pertenecientes a cinco cohortes sucesivas. Se les pasan unas pruebas de inteligencia, personalidad y rendimiento académico y además se toman datos sobre las condiciones socio-familiares. Hemos hecho una evaluación inicial en 2° de primaria; la segunda se hace en 6° de primaria; una tercera se hará en 4° de secundaria obligatoria y una última en 2° de bachillerato. Además está previsto hacer una última prueba cuando los estudiantes tengan unos 25 años. Se trata, por tanto, de un ambicioso estudio longitudinal que va a tener una duración de unos 23 años, con la posibilidad de ir obteniendo información relevante del proceso de desarrollo de los estudiantes a lo largo de todo ese período de tiempo.