Espagne : El café filosófico: un ejercicio de filosofía no escrita

"La formulación de un problema es más importante que su solución."
Einstein

Elegir el tema de discusión

Aun recuerdo el taller de Ran Lahav en el octavo congreso internacional de prácticas filosóficas (Sevilla, 2006): llegábamos con nuestras prisas, con nuestro cansancio y con nuestra curiosidad y Ran nos empezó a pedirnos que olvidáramos todo eso, que conectáramos con el cuerpo, la respiración, que buscáramos un lugar tranquilo y aireado dentro de nosotros mismos. Lo dijo tranquilo, jovialmente, como un duendecillo sentado en la mesa... Lo recordaba antes de comenzar el café y quise repetir, en la medida de lo posible esa sensación de desconectar de las prisas y las expectativas. Parar. Presentarnos. Ofrecer al otro un breve retrato personal (sin exigencias, sin forzar, sólo invitando...). Aunque no estemos en una terapia de grupo, podemos encontrar un espacio "intermedio", una zona de transición (Donald Winicott). Conectar con la propia experiencia y formular una pregunta vital, no meramente curiosa. Un qué sobre mi vida. Compartiendo. Después vendrá la discusión, los términos universales. Pero partamos de nuestra experiencia. Y esperemos salir más "curados".

Escuchando las presentaciones

Como moderador me di cuenta de que si la escucha de la presentación no era cuasi-psicoanalítica, corría el riesgo de sufrir de "dolor de cabeza". Escuchar con ojos entrecerrados, esquivando diferentes formas de narcisismo (propio y ajeno) e intentando cazar "palabras" ?o preguntas o ejemplos? que sonaran a verdad existencial. Fue fácil. El grupo fue canalizando sus preocupaciones como un río: autenticidad de las relaciones familiares, límites del deber para con los familiares, por qué algunos encuentran trabajo y otros no, qué perspectivas tenemos de futuro en las actuales circunstancias: cambio climático, política...

El tema elegido

Decidimos tratar la familia. Si era natural o cultural. Lo que nos preocupaba en esos momentos era la relación con los otros cercanos, la familia, los vínculos, las exigencias de esos vínculos y también el futuro de esos lazos de familia.

La discusión

Aún puse, como moderador, otra "exigencia": acompañar a nuestras intervenciones "teóricas", con un ejemplo, una imagen, un detalle de concreción para con los demás. Por ejemplo, los problemas de hijos violentos, los problemas de mayores enfermos y dependientes: ¿hasta dónde aguantar?

Categorización de las intervenciones

Dos ejes de oposición de categorías: naturaleza/cultura, es decir la familia es un producto histórico y relativo o es una realidad natural universal; y la perspectiva psicológica/antropológica, es decir, el modelo de pensamiento antropológico me informa del "rol" de madre, lo que me hacer tomar distancia y despegarme, pero psicológicamente es algo que está muy "incorporado" a mi ser, el ser madre o padre. La compasión ha sido un factor evolutivo en el ser humano.

Conclusión

A modo de sospecha: aunque la familia ha cambiado y sigue cambiando, y a pesar de la posibilidad de desmenuzar el proceso civilizatorio (Norbert Elías) hasta en sus más mínimos detalles parece que no puede ser relativizada ("absolutamente") como un producto cultural entre otros, la vinculación con las crías de la madre, el sentirse madre, la propia experiencia de la infancia, el creer poder dar la vida llegado el caso, la necesidad de pervivir en otros... dan un cierto carácter de universalidad natural a las relaciones familiares.

La experiencia de moderar

La sensación de estar "fuera" y "dentro" del diálogo, de estar atento (con una atención silenciosa, dejando al margen tu propia opinión, no emperrándote en ella), para solo intervenir en ciertos casos, cuando se produce un desequilibrio: alguien habla en exceso, teoriza en exceso, dos se enzarzan en posturas ya claras para los demás, no se avanza a ninguna parte, se olvida el objeto de la investigación o no se presta atención a preguntas que tienen fuerza. Para mí ha supuesto una sensación de descanso en oposición a una clase de filosofía o vida moral de enseñanza secundaria, donde mantener la atención requiere un esfuerzo añadido.